Soy actor y quiero mejorar mi inglés, ¿por dónde empiezo?

Una situación que me encuentro muy a menudo es la siguiente: actores o actrices con unas nociones de inglés aprendidas hace muchos años, que dicen cosas del tipo “entiendo más de lo que lo hablo”, “me lo veo todo en VO, pero luego me cuesta hablar” o “leo mucho en inglés, pero luego no tengo con quién practicar”. Si este es tu caso, y no sabes qué hacer para mejorar tu inglés y acceder a esos castings para los que actualmente te estás quedando fuera, este artículo es para ti.

Para aprender o mejorar un idioma hacen falta tres cosas: tiempo, dinero y disciplina.

Mi diagrama de Venn sobre cómo veo yo el aprendizaje de un idioma

—Si dispones de las tres, nada va a hacer mejorar tu inglés como irte a un país de habla inglesa durante un tiempo, o bien por tu cuenta o bien con un programa cerrado con alguna escuela. No hay nada comparable y notarás cómo una experiencia así marca un antes y un después en tu manejo del idioma. Otra alternativa es buscarte clases particulares de conversación por tu cuenta sin salir de tu país. El progreso no será el mismo, pero es la segunda mejor cosa que puedes hacer para mejorar. Además de las academias tradicionales, en la actualidad hay varias plataformas digitales (Superprof, Preply, iTalki) que te permitirán encontrar profesores particulares con una gama amplísima de presupuestos. Por último, la otra opción de este apartado es apuntarte a clases grupales de inglés. El progreso será aún más lento, pero es una alternativa atractiva porque también te permite conocer gente nueva y aprender de tus compañeros.

—Si dispones de tiempo y dinero, pero no de disciplina, aprender se convertirá en un pasatiempo. Es muy difícil progresar cuando no hay una continuidad o un esfuerzo consciente y deliberado por aprender, por muchas clases a las que te apuntes. No digo que sea imposible, pero si ese es tu caso, este artículo no es para ti.

—El quid de la cuestión: cuando tienes disciplina y tiempo, pero no tienes dinero. Si estás leyendo este artículo en lugar de estar pagando a un tutor personal, es posible que este sea tu caso. Es verdad que meterse en harina con el inglés cuando no tienes presupuesto puede hacerse cuesta arriba, porque se vuelve muy difícil marcarse objetivos o percibir el propio progreso. A esto se une la dificultad añadida que supone la inmensidad de recursos gratuitos que existen en internet: hay tanto material que se vuelve casi imposible elegir. La clave aquí es sistematizar todo lo posible tu aprendizaje. ¿Cómo se hace eso? Te doy algunas ideas, pero ya te avanzo que en este tema la disciplina es fundamental:

a) Rasca tiempo de tu rutina todas las semanas para estudiar. Estudiar no quiere decir sentarse a mirar un libro de texto abierto por la mitad mientras desearías estas haciendo otra cosa. Estudiar, para lo que nos interesa en este artículo, simplemente significa dedicar tiempo a practicar y mejorar tu inglés de forma consciente. Yo recomiendo que empieces siendo realista: media hora o una hora todas las semanas. Para empezar no hace falta más. Conforme le cojas el tranquillo ya irás metiéndole más horas.

b) Suelta el móvil y consigue una libreta. Cada vez que te sientes a estudiar ten tu libreta delante en la que poder apuntar cada cosa que aprendas. La libreta no es un capricho mío de pedagogía decimonónica: es la forma más económica y tangible de llevar un registro de tu progreso. Incluso si recurres a plataformas de aprendizaje digitales como Duolingo, yo te recomiendo que tengas siempre a mano tu libreta.

c) Elige tus contenidos. Este es el melón más gordo. Imagínate: ya tienes tu libreta y has decidido ponerte 30 minutos los viernes por la mañana. ¿Ahora por dónde empiezo? La respuesta es muy sencilla: por donde te apetezca. Esto, que parece una perogrullada, es importante: si vas a trabajar por tu cuenta sin un profesor que te organice el contenido, es importante que lo que vayas a aprender el rato que te sientes a estudiar te motive. Un ejemplo: ¿el capítulo de la serie americana que te viste anoche? Vuelve a ponerlo, elige una escena, la que sea, y transcribe el diálogo en inglés en tu libreta (puedes usar los subtítulos automáticos). Una vez escritas, busca en un diccionario las palabras que no conozcas (no uses Google Translate, te recomiendo webs reputadas como Wordreference o el diccionarios online de Cambridge). Cuando lo tengas todo claro, dale al play en la escena y repite las frases tal cual se las oigas decir a los actores. Tu sesión de estudio no tiene que ser más complicado que eso y es una mina de oro lingüística (es realmente impresionante lo mucho que se puede aprender solo trabajando escenas de series o películas). Otro ejemplo: cuando te sientes con tu libreta abierta, apunta los nombres en inglés de todos los objetos que veas en tu habitación: la mesa, la silla, el bolígrafo. Este ejercicio tiene una complicación infinita, tanta como tu curiosidad: puedes quedarte en “mesa”, pero también te puedes preguntar cómo se dice “tablero”, “patas”, “tornillos”, “conglomerado”, “madera maciza”, etc. Lo que no sepas cómo decir, búscalo, apúntalo y repítelo en voz alta. El mensaje con el que quiero que te quedes es que este proceso de buscar tus propios contenidos no es tanto que seas capaz de desarrollar un temario académico formal, sino hacerte cargo de tu propio aprendizaje. Cuando lleves varias sesiones por tu cuenta, puedes empezar a buscarte materiales un poco más estructurados (hay lecciones online en webs como British Council, infinidad de lecciones en vídeo en YouTube de mil temas distintos o, incluso, los canales en Instagram o TikTok de profesores/creadores de contenido de inglés). Aunque te sientes a ver un vídeo, no dejes de lado tu libreta: sigue apuntando todo lo que aprendas.

Este último punto, el c, es una simplificación de un tema muy amplio, pero para mí es mucho más importante que desarrolles un hábito en el que tú eres responsable de tu propio aprendizaje, que ponerte a adquirir pasivamente un temario de gramática de un libro exquisitamente estructurado y que solo vas a hacer dos veces en tu vida por puro aburrimiento. Este último punto, además, es compatible con cualquiera de las otras configuraciones de aprendizaje (dinero/tiempo/disciplina), porque te servirá para multiplicar la velocidad a la que aprendes.

A largo plazo, una vez que consigas desarrollar el hábito, existe un tema que tiene una importancia mayor que cualquier otro para un actor. No son los phrasal verbs, ni las preposiciones, ni los idioms, ni la tabla de verbos irregulares que tanta guerra nos daba en el colegio. Se trata de la fonética. En concreto, del alfabeto fonético internacional (IPA, por sus siglas en inglés). Cada vez que busques una palabra en inglés en un diccionario, encontrarás la transcripción de cómo se pronuncia con unos símbolos distintos al abecedario normal delimitado por dos barras como estas: //. La mayor arma secreta para progresar en tu conocimiento del inglés es aprenderte todos esos símbolos. En otro artículo más adelante abordaré el tema de la fonética con consejos y recursos para empezar a familiarizarse con el IPA. Esto es fundamental porque, como actor, no siempre necesitarás entender la gramática de una frase, pero si será imprescindible que sepas cómo se pronuncia. Y ya te adelanto que trabajar en fonética no te hará perder necesariamente tu acento nativo al hablar, pero sí hará que tu inglés sea más comprensible para los angloparlantes.

Sea cual sea tu situación respecto a la tríada tiempo-dinero-disciplina, embarcarse en el aprendizaje de un idioma es un camino que no se termina nunca, porque los idiomas son literalmente inabarcables (piensa en cuantas palabras de tu propio idioma desconoces, y eso sin hablar de las variantes de tu mismo idioma que se hablen en otras regiones o países). No obstante, lo que nos importa como hablantes de una lengua, sea la que sea, no es convertirnos en eruditos de ese idioma, sino ser capaz de comunicarnos. Y la comunicación solo ocurre cuando adoptamos un rol activo: cuando nos esforzamos por intentar trasmitir lo que queremos, aunque sea con errores. Ese proceso de hacerse cargo del propio aprendizaje que comentaba antes, por humildes que sean los comienzos (tus 30 minutos todos los viernes), es la mejor manera de ganar confianza en uno mismo y romper con el miedo a cometer errores.

Así que si llevas un tiempo dándole vueltas a la idea de mejorar tu inglés, sea pagándote unas clases, sea estudiando por tu cuenta, te animo a que no dejes pasar más tiempo y te pongas con ello cuanto antes. Algunas de las mejores experiencias de mi carrera como actor las he vivido en rodajes internacionales a los que solo pude acceder gracias a disponer del inglés como una herramienta de trabajo más. Y en un plano más personal, además del mundo de posibilidades laborales que se te abrirán gracias al inglés, hay otro componente más: la satisfacción que supone aprender, mejorar y superar las propias barreras.

Son todo ventajas. ¿A qué estás esperando?

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